3 consejos para la maquetación de libros

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Cuando uno piensa en el diseño de su libro, automáticamente se acuerda de la portada, y nos ponemos a imaginar cómo será, la forma para poder captar la esencia del libro, los colores, etc. Pero ¿qué pasa con el interior? Qué decepción puede llegar a ser el contraste de una tapa realizada de modo brillante y un interior dejado de lado.

Por esto, a continuación compartiremos algunos consejos para que puedas solucionar este problema.

Tamaño o formato

Lo primero es definir de qué tamaño será el libro. No es lo mismo un tamaño estándar para lectura de novelas, en las que no se necesita mucho espacio, a un libro de poesía o arte, donde hay decisiones mucho más estéticas con relación al espacio, usándose muy bien el vacío. Otro factor es que si es pequeño y el texto es extenso, se puede engrosar el lomo demasiado. y al contrario si es un texto más bien corto y las hojas son grandes; quedará más parecido a un folleto que a un libro, y perderá carácter.

¿Y si es un libro digital? No cambia mucho el cuidado a tener, hoy en día las herramientas de maquetación permiten manejar los espacios y relaciones de aspecto entre elementos. El concepto importante es llegar a un equilibrio, además de tener claros los factores que mencionamos desde un principio.

Todo con el fin de no encontrarse con sorpresas al final.

Márgenes

Toda página tiene márgenes que, básicamente, son espacios en blanco entre el corte y  los bloques de texto. La función que salta más a la vista es la estética, ya que si no existiera sería incómodo de leer, el ojo no podría seguir tan fácilmente las líneas y se tornaría agotador a los minutos por lo saturado del espacio.

Hay que procurar mantener un aire de separación. Pero, si es un libro físico, el margen más importante por su función mecánica es el que va pegado al lomo, ya que si es muy angosto, al abrir el libro el texto se perderá en el pliegue de las hojas. 

Tipografía

A la hora de elegir tipografías (sin cometer errores, claro), las hay mas tradicionales y otras experimentales o mas nuevas, pero cuida siempre que sea legible y adecuada para el tono y el tipo de libro. Además, asegúrate de que disponga de las variables mínimas que se necesitan en un texto ( cursiva, bold, light, regular, etc.) para así no tener que usar más fuentes.

El tamaño promedio para un libro de lectura es 11 puntos, sirve para tener una referencia, ya que las tipografías varían entre sí y el diseño también influye. No es lo mismo un diccionario que una novela.

Estos son tres elementos base en cualquier proyecto, así que antes de lanzarte a producir una maqueta, recuérdalos y analiza conscientemente cómo los piensas usar.

O, como siempre decimos, puedes asesorarte por expertos en el tema, diseñadores editoriales o expertos en edición, ¡como nosotros!


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