Es típico: estamos leyendo un libro en un parque, en una cafetería, un lugar interior o cualquier lugar que sirva para ello, y se nos acerca alguien conocido, amigo o amiga, a preguntarnos: «¿De qué trata?» o «¿De qué va lo que estás leyendo?».
Muchas veces es fácil que nos hagamos un lío y no sepamos cómo responder. Nos preguntamos a nosotros mismos, como un reflejo espontáneo de la pregunta que nos hicieron, si debemos hablar de los personajes, de los sitios, de lo que pasa, de la moraleja o, a veces, nos inclinamos por las sensaciones que nos ha causado la lectura. Muy en el fondo, casi nunca hablamos de hechos.
Pero hay más formas de responder a esta pregunta, sobre todo si de aquel libro que vamos a hablar es ese que autopublicamos y cuya autoría no es nada más ni nada menos que nuestra.
Historia y trama
Por supuesto, es importante hablar de la historia y de cómo se entretejen los hechos que conforman su desarrollo, lo cual vendría siendo la trama. Podemos, en este caso, echar mano a qué hacen los personajes, a quién es el protagonista y cuál es su misión, ya que siempre hay una. La teoría literaria de Todorov y Genette, verbi gracia, así lo confirman, aunque siempre se puede escapar a la regla; un tema interesante para una próxima entrada.
Siguiendo, al hablar de la trama podemos contar un poco del vínculo que hay entre los personajes principales y los secundarios, cuáles son los momentos climáticos —sin estropear la historia—, cuáles son los sucesos que cambian el curso de los acontecimientos, etc.
Comentado esto, quien nos escuche o lea ya podrá sacar algunas conclusiones y decidir conseguir la obra.
El argumento ayuda mucho
Aunque suena técnico, el argumento no es tan difícil de entender y nos servirá mucho para hablar sobre lo que estamos leyendo. Según la RAE, hay varias acepciones, pero en esta ocasión hay dos que nos conciernen.
2. Sucesión de hechos, episodios, situaciones, etc., de una obra literaria o cinematográfica.
3. Resumen del asunto de una obra literaria o cinematográfica, o de cada una de sus partes.
En cuanto al significado número 2, al explicar toda esta sucesión seríamos capaces de profundizar en nuestra novela o volumen de cuentos, y sobre todo teniendo en cuenta que es en la ficción (y no en la no ficción) cuando debemos recurrir al argumento.
Es el significado 3 al que aludimos ahora y el cual aportará más información. Ok: el argumento es más bien un resumen, pero ¿de qué? De sus partes. ¿Cuáles son? Las famosas partes son, sintetizando: sus personajes protagonistas, secundarios y los que son menos importantes, dónde se mueven estos personajes, qué es lo que pasa con ellos, cuáles son sus intenciones y en qué consiste su deriva, su destino, sus derroteros o como quiera decirse.
Contestando a todo estos podemos llegar a un argumento sólido y, así, quien nos esté escuchando o leyendo quedará con una idea más clara.
La estructura
Podemos, también, decir algo sobre la estructura. Si nuestro libro de relatos tiene 12 de ellos, más o menos de la misma extensión, la información puede dar pistas a un probable lector.
Si, en cambio, esa gran novela que llevamos semanas disfrutando tiene 10 capítulos de larga extensión, con finales abruptos o fade-out, por ejemplo, ganaríamos mucho.
Otros elementos atingentes
En fin, claro que podemos hablar de muchísimas cosas a la hora de responder a este dilema en el que nos vemos envueltos tantas veces. A medida que conseguimos práctica y contamos e interpretamos más libros, vamos entrando en detalles, como es natural. Aquí aparecen el ritmo de la prosa, la intertextualidad que trasunta, los probables influjos en el texto o aquellos autores o autoras a los que te recuerda el mismo. Una crítica especializada se aproxima mucho a esto.
Eso es lo bueno de las obras literarias: podemos hablar infinitamente de ellas. Con todo, ahora estaremos preparados para la famosa pregunta sobre su contenido.
Y si somos autopublicados —es decir, no tenemos una editorial que nos avale en este punto y haga el trabajo—, aún no nos sentimos del todo preparados y queremos conocer un poco más nuestro texto desde la mirada profesional, siempre cabe la posibilidad de solicitar un informe de lectura profesional hecho por editores para editores y público general. Es una buena manera de dar a conocer nuestro libro en un documento sencillo y claro.
Y ustedes, ¿han temido por su capacidad de expresarse cuando han escuchado el mentado interrogante?