Siempre viene bien tener en cuenta más recursos para realizar el diseño de una portada, y la utilización de la tipografía es un elemento que no siempre se explota en su total dimensión. En este artículo vamos a dar algunos consejos de cómo enriquecer una tapa mediante una fuente.
Como ya hemos hablado antes, un libro no es su portada, pero sí es bueno que esta nos muestre de qué tratará el interior, es decir, su historia, el concepto, un guiño, en fin, que se note alguna conexión con el libro para que al leerlo luego nos haga sentido.
La tipografía y su poder gráfico
Hay veces que se necesita ser muy sutiles en cuanto al uso de recursos, intentando no convertir un efecto en un defecto. Esto puede ser por decisión propia, por ejemplo, para hacer que un libro se vea sencillo, clásico y elegante. O por requerimiento de un cliente o la editorial. En estos casos es cuando saber utilizar un elemento en más de una forma de lectura marca una diferencia, y el elemento por excelencia es —ni más ni menos— la tipografía.
Sabiendo esto, se puede aprovechar todo de una tipografía: la forma, sus caracteres únicos, sus altas y bajas, las ligaduras, variantes, etc. para enriquecer un título, y así a su vez el libro.
Por ejemplo, la señal de tránsito de “STOP” necesita transmitir un mensaje de fuerza y seguridad; no sería lo mismo con una tipografía manuscrita. Lo mismo pasa con un título: si es una novela rosa, quizás venga bien algo más cursivo. Si es una novela medieval, tenemos la posibilidad de usar algo más gótico y con serifas. Para cada título hay una fuente. Solamente hay que tener la sensibilidad para detectar el tono del mensaje y encontrarla.
Recursos
Hoy en día existen infinitas tipografías con infinitas formas. Hay algunas más conocidas que otras, como Garamond, Helvetica, Comic Sans, Arial, las cuales incluso vienen instaladas por defecto en nuestros sistemas operativos. En general nos quedamos con estas para su uso más cotidiano, pero hay portales donde uno puede encontrar tipografías con características muy específicas.
Dentro de los más conocidos está MyFonts, un portal de pago, pero también hay algunos gratuitos, como Dafont, que si bien tiene algunas que no cumplen con el estándar mínimo de calidad, si se busca bien se pueden encontrar joyas.
Tener esos sitios web como apoyo y considerar estos consejos nos ayudará bastante a la hora de iniciarnos en el inabarcable mundo de las tipografías. El resto es cosa de gustos, sin olvidar nunca que debemos justificar las decisiones que se tomen.