Tal vez sea obvio pensar que hay una relación entre el que hace el diseño (el que entrega el servicio) y el que lo está solicitando, pero no es lo mismo que pedir un producto en el mercado y esperar a que te lo entreguen listo. Aquí explicaremos el porqué de esta situación.
La idea inicial
En general, un autor tiene pensado lo que quiere para su libro. En cuanto a la historia, el control que tiene es alto, dado que lo escribe él mismo y dirige todo a el lugar que desee. Un editor también puede ir en su ayuda si es que necesitara algo más.
Pero gráficamente es más complejo, ya que se requiere una forma de creación diferente, la interpretación y conceptualización visual del contenido escrito. En este sentido el término libro-arte funciona como una buena forma de orientarse.
Así, el diseñador editorial es el que posee esta habilidad. Su deber es tomar estas ideas y llevarlas a una pieza gráfica. La dificultad está en extraer aquellas ideas de la mente del autor de un libro.
Propuestas
Es clave el entendimiento entre el autor y el diseñador, ya que, según se logre, se verá reflejado en la propuesta. Se debe intentar, ya sea en una reunión presencial o a través de un correo, el cruce de información y retroalimentación. Después de esto es necesario hacerse preguntas certeras desde uno y otro lado para poder definir en concepto clave la historia y ser un medio entre pensamiento del autor y la propuesta.
Esta primera idea es el esqueleto de lo que será el diseño final. Aquí hay un ir y venir de esta pieza gráfica entre ambas partes, la cual poco a poco se va nutriendo y ganando peso hasta llegar a un resultado que deja conforme a todos las partes, incluido a quien dirige el proceso.
Si todo esto es exitoso, las propuestas no tendrán grandes cambios y será algo rápido, sin considerar factores externos como un editor que supervise, colecciones, etc.
Hasta este punto siempre se está hablando a nivel de propuesta, no de algo real en sí que pueda imprimirse de inmediato, otro proceso que en sí tiene sus dificultades.
Diseño final
Desde este punto en adelante la relación debería cortarse un poco, ya que no es bueno que el autor esté encima en el proceso del diseño final. Es natural. Si bien tiene buenas intenciones, no siempre sabe qué es lo que quiere realmente y puede confundir al diseñador.
Es mejor que se sorprenda, que no se rompa la magia de ver por primera vez su libro, su ilustración o su pieza de diseño.
Leer el libro o parte a mi me ayuda en el proceso de diseño y selección tipográfica. Gracias por los consejos.
Totalmente, deFharo, estamos convencidos que una forma debe tener en cuenta siempre su contenido, sobre todo si se trata de un libro. Es lo que llamamos «conceptualización».