Llevamos algunas semanas de cuarentena y, frente a este panorama, la industria editorial (o parte de ella) reaccionó. Una de las iniciativas más aplaudida —pero también criticada por algunos escritores y editores— ha sido la liberación de eBooks que se ha generado en Chile, Argentina, España y otros países.
Paralelamente a esta determinación, hubo hace algunos días en Chile una gran controversia en medio de la pandemia que azota al mundo: el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio expresó que apoyaría al mundo de la cultura con 15 mil millones de pesos para ir en socorro de los artistas y de las organizaciones que se han visto tremendamente afectados con esta crisis sanitaria. Los cuestionamientos no tardaron en aparecer: muchos indicaban que esa plata estaba siendo «desperdiciada» en actores que no eran trascendentales en esta crisis.
Con esta afirmación, me pregunto: ¿acaso quienes estamos en cuarentena, sea esta preventiva u obligatoria, lo hemos hecho sin acudir a una película, serie, a la música en vivo desde la comodidad de los hogares, a un libro, visitas a museos online o espectáculos vía streaming? Claramente, la respuesta, en su mayoría, no será otra que gracias a la cultura hemos logrado hacer más llevadero el encierro. Quien diga lo contrario, a mi juicio, está un poco perdido.