¿Puede afectar la edición de un libro su interpretación?

Si alguien te dice: «¿Escuchemos un poco de música?» y le contestas  «Claro, aquí tienes la ‘Quinta sinfonía’ de Beethoven», ¿crees que se conformará con que le entregues una copia impresa de la pieza? La respuesta es no. Lo mismo pasa al leer distintas ediciones de un libro.

Una partitura está pensada para ser interpretada y no se puede hacer una representación sin músicos, un director de orquesta y un equipo de luces y escenario. En ese sentido, dos interpretaciones siempre serán diferentes, aunque se trate de la misma obra.

En el caso de una novela, un libro de no ficción o un artículo, podemos pensar que es distinto porque son obras terminadas. Normalmente y cualquiera que sea tu decisión de lectura, te sentarás, lo leerás y siempre tendrás el mismo resultado.

¿Hay algo errado en esta afirmación? Claro que sí. Cuando leemos, aunque sea una y otra vez el mismo texto, nuestra interpretación puede cambiar tras consultar diferentes ediciones del mismo escrito.

Como editores y lectores, sabemos cuántos pares de ojos y manos han trabajado en un manuscrito antes de publicarlo. Pero podríamos suponer que una vez que se ha finalizado la redacción y se han corregido los errores, la obra está lista. Todos sabemos que eso no es así, pues la diferencia que pueden suponer algunas cosas aparentemente pequeñas, como los desajustes, marcan la lectura.

Cuando compramos algún clásico, es probable que tenga varias ediciones, por lo que deberíamos elegir con cuidado. Al igual que podemos elegir entre una versión de la «Quinta» de Beethoven de ritmo rápido o una más más armónica, también podemos hacerlo entre dos ediciones. Una de ellas puede ser en tapa dura con fotos, impresa en papel couché, con tipografía apretada, márgenes estrechos y sin sangrías en los párrafos, mientras que la otra puede ser un libro de bolsillo con una cubierta minimalista, impreso en papel duradero y una tipografía elegante. Tendrás la misma historia de seguro, pero no tendrás la misma sensación al leerlo.

Un libro es una representación de un texto, por lo que las presentaciones pueden diferir en muchos detalles como: ¿se siente sencillo o lujoso? ¿Es ligero o pesado? ¿Qué aspecto tiene la portada? ¿Te gusta la tipografía? ¿Es fácil de leer con poca luz? ¿Las páginas se pasan con facilidad?

¿Todo esto te parece accesorio a la obra? Claro que no es así. La diferencia en el diseño de la página, el papel y la encuadernación pueden suponer tantas diferencias como la escenografía de la producción de una obra de teatro.

La página es un escenario, por lo que decidir los elementos que la constituyen son esenciales para ver cómo percibe el lector la obra.


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