La composición nos ayuda a disponer elementos en el espacio de modo que podamos transmitir un mensaje, ya sea directa o indirectamente. Por lo que si no se toma en cuenta, puede llevar a entorpecer la transmisión de la idea tras el diseño.
Existen variadas técnicas visuales para componer que combinadas pueden dar excelentes resultados. A continuación, pasaremos a mencionar algunas que, por supuesto, también nos servirán para las cubiertas de libros, por dar solamente un ejemplo.
Equilibrio
Es de las formas de composición más intuitivas que conocemos, dada la percepción humana y en el empeño que ponemos en un balance, quietud o tranquilidad. Esta se puede lograr mediante colores, uso de elementos la disposición en el espacio, entre otras tantas formas. La falta de equilibro también se puede usar a favor: para transmitir emociones más fuertes o de incomodidad.
Regularidad
La regularidad tiene que ver con el orden y la sistematización de elementos en forma uniforme, siguiendo algún patrón reconocible a simple vista. Un ejemplo de esto puede ser los “motivos” o “patrones” que se usan en los papeles de regalo o en un papel mural.
Profusión
Esta viene a diferenciarse de lo que veníamos contando, ya que es mucho más caótica; se caracteriza por el uso de elementos superpuestos, muchos detalles, repetición y variedad. Por lo mismo, es una técnica que presenta una riqueza en su transmisión de conceptos, entregando muchas capas de significados que se van solapando. Es, además, visualmente muy atractiva.
Exageración
Como su nombre lo dice, esta se consigue intensificando o disminuyendo una característica de forma desproporcionada en alguno de los elementos representados, con el fin de causar un efecto en el espectador.
Tal como estos ejemplos, hay un montón más, con esto los queremos invitar a investigar y sobre todo a probar, lo que vimos no es más que una guía de lo que se puede conseguir, sabiendo las bases el resto es imaginación.