Siempre hemos oído hablar sobre las diferentes clasificaciones de palabras que alberga la lengua castellana, como la sinonimia y antonimia, por ejemplo, o la separación de palabras según su acentuación. Sin embargo, no queda ahí la cosa. o solo existen esos grupos, sino que hay otras muchas clasificaciones que según ciertas características particulares separan los cientos de vocablos de nuestro diccionario.
Hoy es el turno de recordar varios, y posiblemente de desvelar otros nuevos como los parónimos y las palabras tritónicas, algo que nos ayudará a conocer con mayor exactitud el significado y el significante de las palabras, y supondrá una amplitud mayor en nuestra terminología interna. Vamos a ello.
Sinónimos y antónimos
Tanto la sinonimia como la antonimia se rigen por compartir una relación semántica entre sus palabras, y mientras que los sinónimos son palabras que comparten significado (bonito/bello), los antónimos lo tienen completamente opuesto (bonito/feo). Además, cada grupo de ellos se divide en otros subgrupos, lo que puede suponer una clasificación más exacta de los vocablos.
Los sinónimos pueden ser totales, parciales, referenciales o de connotación. Siempre serán totales cuando las palabras protagonistas sean completamente intercambiables en todos sus contextos.
Sin embargo, si esto no ocurre porque en uno de los contextos en el que sustituimos los sinónimos el sentido varía notablemente, diremos que son sinónimos parciales.
Por otro lado, los sinónimos referenciales son aquellos que remiten al mismo sentido, pero no significan lo mismo. Habitualmente encontramos este fenómeno en los hipónimos e hiperónimos (manzana/fruta).
Por último, los sinónimos de connotación son aquellos que aunque las palabras no tengan el mismo significado literal, contextualmente crean en el receptor el mismo mensaje.
Con los antónimos ocurre lo mismo, encontramos diferencias entre unos tipos y otros, lo que supone la creación de tres pequeñas subcategorías. Los antónimos escalares son aquellos que se intercalan teniendo en cuenta una escala gradual (pequeño, mediano, grande, gigante).
Los polares no tienen grados intermedios y funcionan gracias a la negación de uno de los términos para representar la afirmación de la otra, algo que encontramos de forma sencilla con el ejemplo de vivo y muerto.
Finalmente, los antónimos recíprocos son en los que el significado de uno implica que el otro exista (enviar/recibir). Ambos se necesitan para que el significado de cada uno obtenga el cien por cien del sentido en el mensaje.
Curioso, ¿no?
Parónimos
La paronimia, al igual que la pareja de tipos de palabras estudiadas anteriormente, también es un fenómeno lingüístico basado en la relación semántica. Así, consiste en la semejanza del sonido de dos vocablos diferentes. Sin embargo, se escriben diferente, y el significado de cada uno varía totalmente; lo único que les une es su semejanza en cuanto a sonido o forma, algo que puede basarse y cerciorarse en su etimología. Casos como oveja/abeja y actitud (disposición)/aptitud (inteligencia) pueden desembocar en fuertes problemas de ortografía y hasta malentendidos en mensajes por utilizar la palabra incorrecta e inapropiada.
También en este fenómeno encontramos un par de subgrupos. Por un lado, tenemos los parónimos homófonos, que son aquellos que se pronuncian igual y en los que su es escritura difiere en algún punto de la palabra, en alguna letra, como ocurre con baca/vaca. Y por otro lado, los parónimos homónimos, es decir, esas palabras que se escriben igual pero tienen diferente significado (sobre todo/sobretodo).
Palabras tritónicas
Por último, presentamos las palabras tritónicas, esas palabras que de alguna forma tienen un poquito de todos los tipos de términos que hemos comentado hasta ahora. Se trata, pues, de todas aquellas que se escriben de igual forma. Lo único que cambia es la acentuación de la misma. Es la sílaba tónica la que determinará el verdadero sentido y significado de la palabra, puesto que dependiendo de dónde se sitúe esta, este variará leve o incluso radicalmente, como ocurre con público, publico y publicó. ¿Se te ocurre otra? Seguramente habrás visto muchas.
Para todas y cada una de las explicaciones proporcionadas existen cientos de ejemplos y listas extensas con las que podemos comprobar cada fenómeno. Seguro que hasta ahora no te habías fijado en detalles como estos, pero apostamos a que a partir de ahora encontrarás casos de lo más curiosos.
Porque efectivamente la lengua es curiosa como ella sola y está llena de misterios.