Ursula K. Le Guin, una escritora adelantada

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Marian Wood Kolisch (1920-2008), Ursula K. Le Guin, 1988. Bequest of Marian Wood Kolisch, © Portland Art Museum,

Por: Claudia Requena

Estúpida manía de querer ser luz de gente sin vida.
De querer iluminar rincones que otros destrozaron a pedradas contra las farolas.

Patricia Benito

Aprovechando que esta semana es el Día Internacional de la Mujer, queremos adentrarnos en la obra de una escritora fundamental de la literatura universal, y en particular de la ciencia ficción.

Ha pasado apenas un año desde que falleció Ursula K. Le Guin, cuyas obras pasearon durante meses sobre mis antiguas aulas de la Facultad de Filosofía. Sus historias llegaron a mí desde el desconocimiento y bajo la mirada de un profesor que destilaba admiración hacia ella.

Fue en ese momento cuando naufragué en su mundo y me dejé arrastrar por las olas de la ciencia ficción y la fantasía, géneros hasta entonces inexistentes en mi estantería y que históricamente han estado reservados a los hombres.

Se me presentó, así, una mujer cuya dilatada carrera estaba marcada por momentos históricos. Fue la primera galardonada con el título de Gran Maestra por la Asociación de Escritores de Ciencia Ficción y Fantasía de Estados Unidos y recibió diversos premios importantes del área, como los Hugo o Nébula.

Sin duda, esta autora reivindicó el papel de la mujer en el área y dio un giro a las convicciones establecidas en el género, pues hiló sus obras bajo una mirada feminista. Rompió patrones y realizó un esbozo de los seres humanos a través de sus historias escenificadas en mundos fantásticos.

La carrera literaria de Ursula contempla un gran número de obras: entre ellas, La mano izquierda de la oscuridad y Un mago de Terramar El nombre del mundo es bosque. En sus composiciones, la autora norteamericana ha plasmado sus ideas sobre la ecología, el feminismo y los problemas que surgen cuando se somete a la civilizaciones. Las disciplinas que se reúnen en ellas van desde los conocimientos científicos hasta los históricos, siempre teniendo en cuenta la sociología y la antropología, influida por la profesión de su padre.

Esta última disciplina la ayuda a desarrollar la problemática de la evolución de las sociedades y de la explotación que sufren estas, uno de sus tópicos predilectos.

Un breve panorama para aproximarse a ella

En La mano izquierda de la oscuridad la autora quiso prescindir del género en la sociedad humana para ver más allá de la sexualidad. Si bien la novela fue publicada hace exactamente cincuenta años, está muy vigente en nuestro estado social actual respecto a este debate que cada vez se prefigura más en la opinión pública aquí en España y en el mundo entero. La historia transcurre en un planeta donde las personas no tienen un género definido, adquiriendo uno u otro según la circunstancias.

En el caso de El nombre del mundo es bosque, la narración va sobre un planeta que es colonizado con el motivo de explotar las materias primas de la zona, como es el caso de la madera. Publicada en los años 70, es una reflexión política donde los temas principales giran en torno a la violencia. Esto se debe a que los habitantes de tal mundo colonizado, Nueva Tahití, son seres nobles para los que la violencia es un término que no entra dentro de sus actos. Ese mundo, curiosamente, se parece mucho al esbozado por el escritor chileno Manuel Astica en su utopía Thimor (1932).

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Sin embargo, durante la obra vemos cómo hay un cambio en este pensamiento, y esto se debe a los humanos, quienes por supuesto les enseñan la violencia. Los temas son diversos, ya que se nos muestra no solo la violencia de la mano del hombre, sino una crítica a la imagen de la mujer como objeto sexual, a la cual se puede menospreciar y usar como si no se le considerara con dignidad. Una temática que lamentablemente no pierde vigencia.

Influencias en el cine

A lo largo de los años, muchos son los que han visto cierta influencia de las obras de K. Le Guin en el cine. Es fácil caer en las comparativas y darnos cuenta de este modo de la importancia de esta escritora.

Es casi imposible ver Avatar, cuyos acontecimientos se desarrollan en un mundo llamado Pandora, sin pensar en los argumentos planteados por K. Le Guin. En esta película sus personajes tienen una fisionomía marcada por el azul, donde el problema radica en torno a un árbol en el que se encuentra un mineral muy importante y el cual quieren poseer. Tanto en el El nombre del mundo es bosque como aquí las civilizaciones sufren una explotación descarnada.

Muchos son los que relacionan su obra con El señor de los anillos o incluso con Harry Potter, sobre todo pensando en Un mago de Terramar, donde las problemáticas de la vida real son mostradas en un mundo poblado por magos y muggles (diría J.K Rowling): nuestras debilidades, las dificultades o nuestro trabajo para poder superarlas.

Ursula K. Le Guin fue una mujer que manchó sus manos de tinta rebelde, quien quiso mirar más allá del género y contar historias mágicas con trasfondo social y político, marcando un punto y a parte.


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