Una fecha como hoy es una fecha que cada vez cobra mayor significado por todo lo que está sucediendo en el mundo. Chile, España y otros países han sufrido el embate de femicidios, casos como La Manada u otros que si bien no han sido “emblemáticos” para la opinión pública, son miles y están ahí, tratando de ser silenciados.
Como sabemos, la Conmemoración del Día Internacional de la Mujer surge para recordar la lucha de nuestro género para conseguir la igualdad de derecho, tanto en la sociedad como en nuestro desarrollo íntegro. Este día fue institucionalizado por Naciones Unidas en el año 1975, con el afán de que todas las naciones reconozcan la necesidad de trabajar en conjunto para dar a la mujer el lugar que merece.
El 8 de marzo se ha convertido en un día emblemático para manifestarse en contra de la violencia de género que no se detiene, cuando aún el patriarcado aún pretende dominar nuestras decisiones.
Pertenezco a una industria —que es la editorial— mayoritariamente conformada por mujeres en muchas de sus áreas, pero donde los hombres son los que se llevan el mérito, invisibilizando nuestro minucioso trabajo. Por ello, no puedo dejar pasar este día sin hacer algún tipo de reflexión.
Si bien el año pasado hice una revisión más bien literaria del rol de la mujer en las letras, hoy quiero retomar un poco cómo se ha ido forjando el movimiento feminista en el mundo, atendiendo al marco que me entregan compañeras de mi sector al escribir en este mismo blog, ya sea sobre Ursula K. Le Guin, una escritora de ciencia ficción que rompió los moldes de su época, o sobre esa idea según la cual todas debemos escribir un libro.
¿Cuál es la razón de que escribamos sobre estos temas? Para recordar y actuar. Porque siempre para las sociedades es saludable volver al inicio y no olvidar el largo camino recorrido para que recién hoy se estén dando a conocer las injusticias por las que hemos tenido que pasar.
Así, esta semana salimos un poco de los libros para contarles cómo se ha desenvuelto la mujer en la sociedad, con el fin de hablar a quienes deseen comprender o conocer más de nuestra lucha. ¿Por qué? Porque el feminismo no es un movimiento de estos días, sino que se ha venido cuajando desde tiempos remotos.
Pero es hoy donde se ha notado la fuerza que tiene y las ganas que todas tenemos porque se nos deje de tildar como el sexo débil.
La mujer antes de la Revolución francesa
Fue durante este período donde se tomó conciencia de la situación social que vivía la mujer, porque antes de esta época nuestro género no recibía atención ni social ni mediática por el solo hecho de serlo. Así, cuando los albores revolucionarios comenzaron a bullir, fueron las francesas las que lucharon, de igual a igual, con los hombres para exigir la igualdad social en un momento donde la historia europea se vio sumamente convulsionada. Como dice la escritora española Rosa Montero, las revoluciones son caldo de cultivo para que sectores desplazados, como nosotras, tomen las riendas.
Los protagonistas de esta revuelta social se dieron cuenta que la lucha de clases no era exclusiva responsabilidad de los hombres, por lo que aprovecharon para hacer los primeras peticiones formales respecto a derechos políticos y ciudadanos, lo que se logró tras la proclamación de Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, primer documento oficial donde se expresa la igualdad de derechos, la equiparación jurídica y legal y el acceso al voto.

La posibilidad que brindó esta proclamación se fue fortaleciendo en la medida que la mujer se incorporó al trabajo obrero. Así, se comenzó a articular un movimiento que estaba a favor de la denuncia de todo tipo de opresión, además de buscar conseguir el voto femenino y la igualdad en todo ámbito. Xomienzan a forjarse los primeros movimientos feministas, los cuales buscan la liberación a partir de la separación de la sexualidad/reproducción, la maternidad libre y el acceso a los anticonceptivos.
Si bien esta efervescencia fue creciendo, el hito que marcó un antes y un después fue el incendio en la fábrica de camisas Triangle en Nueva York, donde murieron 123 mujeres quemadas, quienes trabajaban en condiciones paupérrimas.
¿Qué pasa hoy en día?
Actualmente, hemos conseguido acceder de manera equitativa a los derechos por las que muchas lucharon hace años. Hoy tenemos una nueva oleada feminista que lucha porque el discurso igualitario que predican muchas entidades gubernamentales se cumpla y no quede en solo las palabras.
Si bien ya no buscamos el acceso a la educación o el sufragio, hoy en día es nuestra obligación evidenciar todas las vejaciones a las que estamos expuestas: múltiples femicidios, que en lo que va del año en Chile ya suman 6 víctimas asesinadas, con 12 que siguen en peligro porque su agresor está impune y no logró terminar con sus vidas, mientras en España ya son 14 los casos de mujeres asesinadas por hombres; el acoso callejero y en el transporte público; la poca seguridad para movilizarnos en horas no frecuentadas; el cuestionamiento por el cómo nos vestimos y relacionamos con los otros; la violencia que ejercen las Isapres chilenas con planes abusivos solo por el hecho de ser mujeres; las presiones sociales por cumplir “nuestro deber reproductivo”, que muchas veces van en detrimento de nuestra carrera profesional y desarrollo personal, sobre todo a la hora de ser madres; las pocas decisiones que tenemos sobre nuestro cuerpo, entre otras muchas atrocidades que podría seguir mencionando.
Mi invitación, entonces, se encuentra focalizada a que no nos rindamos, tal como lo hicieron nuestras antepasadas; y si tú eres hombre y nos estás leyendo, no nos regales flores ni nos saludes, sino que acompáñanos, porque una lucha de esta magnitud debe ser peleada por todos.
Hazlo por tu pareja, por tu madre, por tu hermana, por tus amigas y por todas las compañeras con las que intentas construir un mundo mejor. Porque ya no queremos #niunamenos ni #ningunamás.