Reflexiones tras el Día Internacional de la Traducción

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Recuerdo el día que llegué a casa diciendo que estudiaría Traducción e Interpretación. No tuve ninguna negativa al respecto, pero sí muchas preguntas y entre ellas las del millón, ¿eso qué es? Y ¿eso para qué sirve?

Pues bien, para ser breves y no entrar en ningún conflicto de teorías, podríamos decir que traducir es comprender el texto en un idioma X (source language = lengua origen) y reproducirlo en el idioma Y (target language = idioma meta) de tal forma que el principal sentido e intención del primero no varíe y se refleje de la forma más exacta posible en el segundo.

Durante las primeras semanas de esa época universitaria nos llenaron la cabeza de conceptos abstractos, demasiada teoría y poca realidad. Sin embargo, uno de los datos que mejor se me grabó fue la fecha en que desde entonces empezaría a celebrar mi profesión. El 30 de septiembre es el Día Internacional de la Traducción y, cuando esta se acerca, siempre es bueno enorgullecernos por el camino que la labor está recorriendo.

30 de septiembre

El calendario nos dice que el 30 de septiembre es San Jerónimo, fecha de su fallecimiento, y no es casualidad que este día también celebremos el Día Internacional de la Traducción.

La historia cuenta que San Jerónimo fue, además de religioso, el primer traductor reconocido de la Biblia, y eso lo convirtió en patrón de los traductores. Tradujo del hebreo al latín y al griego casi toda la Biblia a partir de los manuscritos del Nuevo Testamento. También trabajó en la traducción del evangelio hebreo y, por supuesto, realizó labores destacables en torno a las lenguas a lo largo de su vida.

Fueron datos suficientemente relevantes como para que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y la FIT (Federación Internacional de la Traducción) acordasen en 1991 que el 30 de septiembre debía ser un día para el reconocimiento de la traducción y así enseñar en un mundo cada vez más globalizado el impacto que ha suscitado esta profesión.

Sin embargo, hasta 2017 no se oficializó. Pero en cualquier caso, a día de hoy el sector está muy involucrado en este día y reivindica, promociona y muestra su alegría por el mismo. Y nosotros, Vuelo Ártico, como compañeros del sector lingüístico también queremos valorarlo.

Qué hay de bueno en esto…

…os preguntaréis.

Tanto la celebración de la profesión como la propia traducción son positivas en todo momento. El hecho de brindar por esa labor que desempeñamos día a día nos permite a los traductores demostrar al resto del mundo qué y cómo hacemos nuestro trabajo, pero sobre todo, para qué y quién lo disfruta.

Además y por encima de todo, la celebración es algo reivindicativo para revalorizarlo y demostrar cuantas veces sea necesario que como en todo, la especialización de algo nos ofrece garantías y reconocimiento. Es muy común oír hablar y toparnos con intrusismo en esta profesión porque, como muchos piensan, con saber idiomas cualquiera puede traducir. Pero ¿qué es saber un idioma?, ¿qué es traducir?

Uno de los vitales a la hora de traducir es conseguir que el texto que el lector tenga entre sus manos se perciba natural, que no se note que ha sido manipulado por nadie. El traductor siempre lucha por conseguir que su labor sea fina y transparente, y con todos los respetos a las buenas intenciones de aquellos que saben un poco de inglés, eso no se aprende en los intercambios lingüísticos de verano.

Pero es más, ser especialista en un idioma significa comprender todas y cada una de sus partes, desgranarlo, analizarlo y deconstruirlo para volverlo a construir. Y con eso y alguna que otra técnica más con la que luchamos en cada texto, se es capaz de tomar el buen camino para conseguir el objetivo de transparencia textual que mencionábamos antes.

Tampoco podemos olvidar que celebramos este día para conseguir más reconocimiento general, porque ¿quién fue el responsable de que una película fuese la más taquillera en más países que el original?, ¿quién hizo que el bestseller de Francia también lo fuese en Italia?, ¿gracias a quién La casa de papel es igual de exitosa en el resto de países de Europa que en España? El verdadero reconocimiento y la gratitud real sería que al menos el nombre de todos esos traductores apareciesen siempre en los créditos, pero lamentablemente casi nunca ocurre.

Mientras tanto, seguiremos recordando cada 30 de septiembre que hacemos lo posible por que cualquier mensaje llegue a todos los rincones del planeta, que la comunicación y el arte fluyan en las manos de cualquiera y que las barreras lingüísticas cada vez sean menos. Y eso —que parece sencillo porque no se nota— deberíamos tenerlo siempre presente.


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