Dentro del mundo editorial, el lector cero (o «lector 0») cumple una función bastante trascendental. En el momento en que la obra de un autor ya está escrita, editada y terminada, se comienzan a estudiar distintas posibilidades para continuar trabajando el texto.
Se puede comprender al lector 0 como un lector al azar; sí, es casi como cualquier persona que puede ver el libro en una librería y elegirlo. Sin embargo, también es una figura que posee el conocimiento y las habilidades para valorar un texto de ficción o no ficción mucho más allá del hedonismo de un lector convencional. Es decir, más acá del prodesse de Horacio, fuera del deleite y apuntando a contribuir en su desarrollo, con sugerencias y comentarios en pos de mejorar la obra a revisar de manera objetiva.